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Todos los que nacimos antes de los noventa disfrutamos y nos reímos con las disparatadas aventuras de los seis carismáticos personajes de Friends, pero ahora que las nuevas generaciones han visto la serie a través de la plataforma Netflix se han puesto de uñas tachando la «sitcom» de homófoba, machista y racista. A continuación mencionamos diez escenas que demuestran que tienen razón pese a lo mucho que nos hicieron reír en su día.

Cuando, en la segunda temporada, los tres chicos violan en grupo a Rachel. Al verlo en los noventa nos pareció muy gracioso pero ahora, en pleno 2018 y en medio del movimiento #MeToo, los cómicos esfuerzos de Rachel por zafarse de sus tres violadores ya no nos resultan tan hilarantes.

Cuando Ross adopta a un niño negro llamado Marcel y lo trata como a una mascota. Hace 25 años tratar a un niño negro como a un mono era un recurso humorístico que nos parecía brillante, pero ahora la sociedad está mucho más concienciada con las minorías y ver a Ross lanzándole plátanos a un niño negro para que los coma del suelo nos chirría un poco.

Cuando Chandler empieza a salir con una niña de dos años y se acuesta con ella. La enorme diferencia de edad entre esta pareja sirvió a los guionistas para crear tramas de lo más graciosas, pero que ahora ya no nos lo parecen tanto, especialmente las escenas en las que la niña se comportaba de manera errática porque Chandler la había drogado. La falta de consentimiento ya no hace gracia y Netflix debería darse cuenta antes de seguir emitiendo la serie.

Cuando Ross le mete la cabeza en el culo a Joey y le grita “¡Maricóooooooon!”. Este era uno de esos capítulos que podíamos ver veinte veces seguidas y seguir riéndonos cada vez. Las caras de Joey cuando Ross le desgarraba el ano han pasado a la historia de la comedia, pero ahora, con la perspectiva que da el tiempo, violar a un hombre y llamarle ‘maricón’ con la cabeza en su intestino grueso no nos parece una conducta sana y digna de mostrar en horario de máxima audiencia.

Cuando los seis personajes acuden a la convención del Ku Klux Klan y no los dejan entrar por ir con el mono Marcel. A estas alturas, los productores de la serie ya habían sustituido al niño negro por un mono de verdad, pero aún así siguieron cayendo en comportamientos racistas. En su momento todos nos reímos cuando los miembros del Ku Klux Klan apalearon al simio hasta la muerte, pero hoy nos damos cuenta de que ese chiste no hacía otra cosa que perpetuar la discriminación racial y el maltrato animal.

Cuando fuerzan a Phoebe a prostituirse para poder seguir pagando el alquiler. Muchos llegamos incluso a llorar de la risa con este capítulo en el que Ross, Chandler y Joey obligan a Phoebe a acostarse con hombres por dinero. Gracias a los progresos que ha hecho nuestra sociedad desde entonces, ahora sabemos detectar los micromachismos y entendemos que se estaba normalizando una lacra terrible como es el proxenetismo.

Cuando Chandler acude a un centro para curarse la homosexualidad. En aquella época, ser gay nos parecía muy gracioso a todos. Los desesperados intentos de Chandler por curarse mientras otros personajes gays le practicaban sexo oral nos parecieron muy inocentes en su momento, pero ahora, tantos años después, parece claro que se traspasaron algunas líneas rojas.

Cuando Monica se suicida por ser una gorda. Al final de la serie todos lloramos con la muerte de Monica, pero al mismo tiempo todos nos reímos con la razón de su muerte; suicidarse por ser gorda, a los que vivimos en los noventa, nos parecía sencillamente épico, pero ahora sabemos que exigir determinados cánones de belleza a las mujeres puede ser peligroso. Y, aunque la escena de la soga y la banqueta en el rellano todavía hace que se nos escape alguna risa, ahora sabemos que no estuvo bien.

Cuando Phoebe canta la canción “Smelly nigger”. Cualquiera que tenga más de veinte años habrá tarareado esta canción millones de veces, incluso se habrá aprendido la letra. La verdad es que las composiciones de Phoebe nos hacían reír a todos, pero escuchando ahora sus canciones desde la distancia parece claro que eran del todo inapropiadas.

Cuando los seis protagonistas secuestran un avión y lo estrellan contra las Torres Gemelas. Quizá por ser el capítulo que se emitió justo después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York a todos nos pareció tan gracioso, pero lo cierto es que miles de personas murieron aquel día, algunas de ellas de raza negra, homosexuales y mujeres. Han tenido que pasar 17 años para darnos cuenta de que aquel capítulo no tenía ninguna gracia.