Lourdes, Fátima, Medjugorje, Garabandal. Nada confiere mejor caché que recibir una visita a domicilio de la madre de Dios. ¿Podría ser tu casa el foco de la próxima aparición mariana? Aquí te ofrecemos siete claves para aumentar la probabilidad de que eso ocurra.
- Cubre el parqué de estiércol y suelta algunas ovejas por la casa. Bien es sabido que la Virgen tiende a manifestarse ante la noble gente del campo. Favorece un ambiente rústico. Que tu salón tenga un poco de pesebre y un mucho de La Matanza de Texas. Esto nos conduce directamente al punto 2:
- Adquiere una máquina del tiempo. Si viajas al pasado para tener sexo con tu hermana podrás engendrarte a ti mismo. Conviértete en tu propio hijo, tu propio tío y tu propio sobrino. La Virgen acostumbra a elegir a gente bendecida por la endogamia.
- Asegúrate de que no falten el peyote y la amanita muscaria en tu despensa. El tema ‘Meddle’ de Pink Floyd también es útil para propiciar un ambiente favorable a las apariciones.
- Coloca unos peines de plata fina entre cortina y cortina.
- Emborrona las lentes de todas tus cámaras. Las de fotos, las webcams, las videocámaras. Que ninguna de ellas capte imágenes con nitidez. La Virgen no hará acto de presencia a menos que sólo se la pueda retratar borrosa o, en el mejor de los casos, pixelada.
- Fumiga tu salón con feromonas de Bertín Osborne. O, en su defecto, con extracto del sudor de Julio Iglesias. Eso sí, bajo ningún concepto intentes atraerla invitando al auténtico Bertín o al Julio Iglesias real. Conseguirías que la Virgen dejara de ser virgen.
- Compra el DVD de Pretty Woman. La Virgen, antes que madre de Dios, es mujer, y algunas cosas no han cambiado desde el siglo I antes de Cristo. Un ejemplar de 50 Sombras de Grey también funcionará muy bien en estos casos.