Cerca de un 97% de los alumnos que se presentan a la Selectividad superan al año la prueba y los subnormales del 3% restante siempre se pueden presentar otro año. Te damos algunos consejos básicos para afrontar los exámenes con calma:
- Consume únicamente bebidas energéticas de confianza que se vendan en latas con forma de bala gigante.
- Recuerda que los exámenes de Selectividad no condicionan tu futuro: está ya escrito pero sólo Dios lo conoce.
- Imagina que eres el empollón de la clase del que te has reído todo este tiempo y haz lo que él haría: llorar y darte todo el dinero que lleva encima.
- Haz esquemas y puntos en los que sintetices cómo de jodido vas a tener el futuro si no apruebas.
- Intenta memorizar el temario de Literatura Universal en frases sencillas como “he suspendido» o «mierda, mierda».
- Intenta memorizar toda la filosofía de Kant comiéndote la «Crítica de la Razón Pura». Intenta dejar un hueco también para la «Crítica de la razón práctica».
- Intenta convencerte de que el tiempo es relativo y que media hora frenética antes del examen puede ser tan fructífera como un bachillerato entero prestando atención en clase.
- Aíslate en el examen construyendo una pequeña fortificación con tus uñas.
- No seas capacitista: deja algunas respuestas en blanco, hay gente menos inteligente que tú que merece las mismas oportunidades.
- Empieza el examen por la parte que resulte más sencilla, como saltar por la ventana.
- Controla el tiempo mirando el reloj fijamente durante la hora y media del examen.
- Deja que el corrector rellene los huecos, no se lo des todo masticado, mantén el suspense y deja cosas a entender con sutileza.
- No hagas tachones. Si te equivocas en una respuesta alárgala al máximo, el profesor la dará por buena con tal de no leerla.
- Deja de sudar. Estás sudando mucho. Utiliza el examen para secarte o te echarán de la clase.
- Si te pones nervioso durante el examen, apárcalo unos minutos y haz algo relajante como cocinar.
- Recuerda que si suspendes la Selectividad siempre puedes hacer Humanidades, donde aceptan a cualquiera.
- Tranquilo, tu primo Ramón suspendió selectividad y mira qué contento está en el taller del tío Paco.