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    Las cuatro peores experiencias con las reformas del hogar

    ERRORES GARRAFALES A EVITAR

    Cuando nos decidimos a empezar una reforma en nuestra vivienda, es aconsejable que las personas encargadas de llevarla a cabo sean de total confianza, tener referencias de ellas y de obras similares en las que hayan participado. Pero en ocasiones nos dejamos llevar por un precio atractivo que puede tener como resultado un trabajo poco satisfactorio.

    Estas son las cuatro experiencias más catastróficas que deberían servir para que nadie más repitiera estos errores.

    Silvia Abrantes Gómez, Fuengirola.
    Silvia Abrantes Gómez, Fuengirola.

    “He de decir que la culpa fue mía por confiarle la obra a una persona que ya el instinto me decía que no la iba a hacer bien. Lloré muchísimo al ver el resultado. El tipo de suelo no es el que habíamos acordado, el alicatado del baño ni siquiera estaba terminado, la cocina era pequeña, fea, incómoda… De la persona que hizo aquel desastre sólo puedo decir que es alguien mezquino, mentiroso, vago, egoísta, aprovechado e imbécil. Tengo claro que no volveré a dejar que sea mi marido el que haga las reformas en casa”.

    Miguel Ángel Pedrosa, AKA Doctor Putrefaction, Barcelona
    Miguel Ángel Pedrosa, AKA Doctor Putrefaction, Barcelona.

    “Soy Miguel Ángel, aunque algunos me conoceréis por mi canal de YouTube Doctor Putrefaction y sus putre bromas. Quise aprovechar la reforma en mi casa para grabar alguno de mis vídeos con cámara oculta. Cuando el constructor vino a negociar el presupuesto, puse las cámaras a grabar y le pregunté: “¿Y cuánto me costaría poner tarima flotante, gordo hijo de perra?” Luego, le rocié los ojos con un spray de ácido clorhídrico. Pensé que entendería que era sólo una broma sin malicia, sin embargo no sólo no me hizo la reforma sino que me demandó. Agradecería vuestros likes y vuestros comments para hacer más llevadera esta injusticia”.

    Concha del Álamo, Barrio de Salamanca, Madrid.
    Concha del Álamo, Barrio de Salamanca, Madrid.

    “Cuando llegaron los obreros, noté que eran colombianos, peruanos… No sé, a mí es que toda esa gente me parece igual. Igual de bien quiero decir, no se me malinterprete. Desde el minuto uno intenté que se sintiesen cómodos, les pregunté por Evo Morales, Shakira y la lambada, para hablar de cosas relacionadas con su cultura. Cuando ya llevaban un rato trabajando, les dije que si en algún momento querían descansar y tocar un rato “El cóndor pasa” con la flauta de madera podían hacerlo sin problema, incluso estaba dispuesta a darles 25 céntimos de propina (…) Me reía mucho viéndoles trabajar, eran tan pequeñitos, con sus monos de trabajo… En varias ocasiones les dije que me recordaban a los Curris de Fragel Rock. En resumen, intentaba crear un clima de trabajo agradable, pero por su parte sólo obtenía caras largas. Creo que no pillaban el humor español, o a lo mejor es que al ser tan bajitos no me oían bien, no lo sé. Debí haberme imaginado que en cuanto surgiese el tema monetario iba a haber problemas, y así fue. Un día les pregunté si preferían que la retribución fuese en dinero o en frijoles y no volvieron a aparecer”.

    Luis María Benavente, Centro Penitenciario Herrera de la Mancha.
    Luis María Benavente, Centro Penitenciario Herrera de la Mancha.

    “Al entrar en la casa ya noté que la puerta blindada no era muy segura, pero en cuanto pasé al salón, aluciné. Aquello era una auténtica chapuza, la pintura estaba mal acabada, las tarimas del parqué estaban mal ajustadas y algunas, incluso, levantadas, los marcos de las ventanas no unían bien… Era increíble, ¿cómo podían haberle hecho eso a una pareja joven de recién casados, llenos de ilusión? Aunque en realidad, el principal problema no era la reforma, sino que yo no vivía allí. Se me enganchó la zapatilla Jhayber en uno de los huecos del parqué y la pareja propietaria de la casa me pilló in fraganti antes de que pudiese escapar con el ordenador portátil, las joyas y los adornos de plata”.