Viendo que en el Primer Mundo la gente lleva semanas comiendo sin parar y hasta no poder más, un portavoz del Tercer Mundo ha mostrado hoy curiosidad por el futuro próximo de las sobras y se ha atrevido a preguntar si nos lo vamos a terminar todo o si, por el contrario, pueden cogernos un poco.
Sin intención de molestar ni importunar en estas señaladas fechas, los más pobres han sugerido que “si no podéis con todo el cochinillo, metedlo en una fiambrera y ya pasaremos a buscarlo”. “Las galletas, aunque apenas se tocaron, tenían una pinta increíble”, aseguran desde el otro lado del planeta.
Contrariadas por el repentino interés del Tercer Mundo por los ágapes occidentales, varias organizaciones de ayuda humanitaria han preguntado «si no está bueno lo que os lanzamos desde los aviones, porque si no os gusta lo decís y ya está». Las entidades aseguran que ponen «mucho mimo y toda la buena intención» en su labor de abastecimiento, pero entienden que igual «los señores prefieren otras cosas fuera de carta».
La polémica llega semanas después de que un valenciano criticase vehementemente la comida de UNICEF al considerar que es «arroz con cosas». “Ni paella humanitaria ni hostias, la receta hay que respetarla siempre”, protestó al considerar que los niños del Tercer Mundo merecen comer mejor y que «estamos dando una imagen lamentable de la gastronomía española a las gentes pobres, que con razón no vienen aquí a hacer turismo».