El placer que proporciona fumar un cigarro después de practicar el sexo es, según un informe presentado hoy por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el motivo que lleva al 80% de la población española a mantener relaciones íntimas.
Según el estudio, el 12% llega al orgasmo imaginándose la llama del mechero prendiendo la punta del cigarrillo, mientras que un 18% prefiere visualizar el humo espeso penetrando en su interior y colmando todo el espacio disponible. Un 23% confiesa que es infiel a su marca de tabaco imaginando que fuma cigarros de la competencia, generalmente tabaco negro con pitillos extralargos.
Esta realidad estadística ha alertado al Ministerio de Sanidad, que reconoce en un comunicado que las políticas contra el tabaquismo «deben coordinarse con una mejora de la educación sexual».
Las autoridades también culpan de la situación a la industria de la pornografía, que se decanta cada vez más por filmar escenas en las que los actores fuman en la cama tras practicar el sexo y promueven «una imagen irreal en la que los protagonistas chupan la boquilla durante horas, hasta que la colilla se vuelve blanda».
Para revertir esta situación, el Gobierno no descarta incluir fotos de pulmones negros y tumores en las cajas de condones, aunque admite al mismo tiempo que «siempre habrá algún tarado a quien esto le excite».