Argumentando que “ya han evolucionado lo suficiente para que puedan aprender a defenderse solas”, Stuart Goodman, portavoz de la organización ecologista Greenpeace, hacía pública hoy la decisión de la ONG de dejar de proteger a las ballenas.
“Los humanos no vamos a estar ahí siempre para defenderlas, tienen que evolucionar por sí mismas y desarrollar mecanismos que les permitan defenderse de los humanos”, añadía.
Aunque la noticia ha generado reacciones negativas por parte de los simpatizantes de Greenpeace, Goodman ha tratado de explicar su postura. “Llevamos años y años protegiéndolas, las estamos convirtiendo en unas malcriadas evolutivamente hablando, como especie se han relajado”, apunta.
Otro de los factores que explicaría el drástico cambio de política se podría deber a los roces que, inevitablemente, han surgido entre los cetáceos y sus, hasta ahora, defensores, que se sienten poco correspondidos. Fuentes cercanas a la ONG citan un incidente ocurrido el enero pasado, cuando un cachalote arrancó una pierna accidentalmente a uno de los voluntarios.
Greenpeace ha asegurado que ésta no será la única especie a la que dejará de proteger. Los próximos serán los osos polares, como aseguró el portavoz. “¿Pueden matar a un voluntario de 120 kilos en unos segundos y no se pueden defender de una diferencia de un par de grados de temperatura? Si les dejamos solos aprenderán a combatir el cambio climático por sí mismos”, conculía Goodman.