Nuevas evidencias procedentes de Bonanza revelan que un torpedo sesual provocó la caidita de Roma, según confirman historiadores de la Universidad de La Calzada.
«Los invasores bravidos, pecadores de la pradera más peligrosos que un tiroteo en un ascensor, dijeron ‘¡Al ataqueeer!’ y les hicieron así: ‘Aihooor'», relata el catedrático Perry Manson.
«Tenían más nervios que un filete de cinco pesetas», insiste el experto, añadiendo que el torpedo sesual del año cuatro provocó la caidita de Roma sin que se dieran cuén: «Se movía más que los precios y no tuvieron cuidadín», precisa.
«Ay canemor, acapiporla», cuentan los historiadores que dijo, en latín, el emperador Mayoriano, jefe de la Meretérica, justo antes de que le cortaran el fistro de abajo por la gloria de su madre.
«Lo mataron en agosto, la caló apretaba», dice Manson, que en vez de graduado escolar tiene una etiqueta de Anís del Mono.
Los detalles de la caidita de Roma, más falsos que el flequillo del Dioni, serán presentados esta tarde después de los dolores.