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Los huevos caducados de la nevera ya empiezan a tener pelos rizados

EL QUESO DE TETILLA HA PERDIDO FIRMEZA Y RECUERDA A LAS MAMELLAS DE LA ABUELA CARMEN

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Cuatro meses después de haber caducado, seis huevos camperos resisten atrincherados en la puerta de la nevera y, camuflados detrás de un bote medio vacío de ketchup, han logrado pasar desapercibidos durante semanas mientras pegaban el estirón y entraban de lleno en la pubertad.

Esta mañana, sin embargo, al abrir la puerta del electrodoméstico con demasiado ímpetu, uno de los miembros de la familia ha provocado la caída del bote de salsa y los seis huevos se han mostrado en todo su esplendor y con un aspecto bien distinto al que tenían cuando fueron adquiridos.

«Hay unos cojones en la nevera», ha alertado el más joven de la familia, atrayendo la atención de todos.

Tras descartarse la hipótesis inicial de que el padre había cumplido al fin la amenaza de «cortarle los huevos al gestor», se ha concluido que aquellas masas blandas y parduzcas no son testículos humanos sino huevos camperos en plena fase de desarrollo y de construcción de una identidad propia.

«Empiezan a tener pelos rizados», ha señalado la madre, mirando fijamente a uno de sus hijos. «Como los tuyos», ha añadido, dirigiéndose al crío.

Tras unos minutos de risas y chanzas, el padre se ha puesto serio y ha defendido la necesidad de «sacar estos huevos de la nevera antes de que les salga la polla».

De todos modos, la familia ha prometido que no procederá a la retirada de los huevos sin pedir asesoramiento a los Servicios Sociales. «Están en una fase muy avanzada y no podemos descartar que sientan y padezcan como nosotros. Puede que tengan sus derechos y además están en una edad muy difícil», explica la madre. «Los siento un poco míos», confiesa. «Cuando los traje a casa eran así de pequeñines», recuerda con emoción.

«Tiene cojones la cosa», bromeaba uno de los hijos justo antes de descubrir un queso de tetilla al fondo del refrigerador «que ya no es terso y firme sino que se cae hacia un lado como las mamellas de la abuela Carmen».

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