Un alto ejecutivo de la división española de la multinacional Jenkins & Co. ha convocado hoy una reunión urgente pese a encontrarse en una playa remota de la isla de la Martinica, en el Caribe.
El motivo de la reunión, de carácter presencial, es la resolución de un crucigrama. Concretamente, dar con la palabra que corresponde a la 46 horizontal, «manifestar con voz de ira».
Las seis horas de diferencia horaria han obligado a los empleados a atender a su superior en plena madrugada. Algunos han hecho las maletas en menos de cinco minutos y han salido escopeteados hacia el aeropuerto mientras otros suplicaban en vano que el encuentro pudiera organizarse por videoconferencia.
«Quedará para mañana porque estos inútiles no van a estar aquí a la hora de la cena», ha lamentado el empresario, confesando que «este tipo de cosas me sirven a mí para evaluar la capacidad de reacción de la plantilla y para que no se columpien cuando yo no estoy, porque no voy a estar siempre».
El directivo ha admitido también que es incapaz de disfrutar del ocio «sin tomármelo como un trabajo y, por tanto, sin pedirle a un subalterno que se encargue de ello».
«En el avión, mi hijo me preguntó qué es más grande, un enano gigante o un gigante enano. Llamé a la oficina y tengo a seis personas trabajando en ello», explica.
«Me cago en la puta madre que parió al desgraciado de mierda», exclamaba hace unas horas uno de los empleados que tendrá que acudir a la reunión. «No, demasiadas letras. Tiene que ser algo más corto. Manifestar con voz de ira… algo como vociferar, por ejemplo. Pero sobran dos letras», replicaba un compañero suyo.
