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Una actividad de «teambuilding» permite a varios compañeros de trabajo seguir odiándose mutuamente pero de una manera más próxima e informal

AHORA PUEDEN INSULTARSE DE TÚ

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Sintiendo que han logrado derribar las barreras que había entre ellos y que han llegado a conocerse a nivel personal, un grupo de trabajadores de la multinacional Jenkins & Co. ha informado, tras dos días de actividades de «teambuilding» fuera de la oficina, que todos ellos han aprendido a seguir odiándose como antes “pero de una manera más personal, próxima y coordinada”.

Los sentimientos de aislamiento emocional que convierten cada hora de la vida de estos trabajadores en un infierno indescriptible han sido sustituidos por un deseo común y compartido de golpearse unos a otros con la grapadora, según han informado ellos mismos.

“Si no hubiéramos pasado dos días fuera de la oficina realizando actividades, ahora mismo seguiríamos siendo compañeros de trabajo que se odian y no personas que se odian con intensidad, de tú a tú, mirándose a la cara”, admite Sara Fernández, una de las trabajadoras de la empresa.

“Estos dos días hemos construido una cabaña juntos, una auténtica metáfora de cómo, entre todos, somos capaces de levantar un hogar y seguimos repudiándonos febrilmente en el interior”, explica Juan Mejide. “Ahora el resentimiento de todos va en la misma dirección, como un único organismo cargado de rencor”, añade.

“En el futuro, cuando estemos en la oficina, en nuestro trabajo repetitivo y deprimente, todos recordaremos que, durante un fin de semana, hicimos máscaras de papel maché que luego nos intercambiamos simbólicamente mientras murmurábamos amenazas”, añade Fernández.

Según los trabajadores, el discurso motivacional de uno de los directivos también insufló energía en el corazón cargado de odio de todos ellos. “Me ha dado ánimos para dar el 110% de mí a la hora de aborrecer a estos hijos de puta”, ha asegurado el auxiliar de Marketing Online.

Según el director de Recursos Humanos, las actividades de «teambuilding» han eliminado sus obstáculos para compartir o manifestar su angustia. “Se odian exactamente igual que antes, pero todos a una”, afirma satisfecho.

“Tras aprender a trabajar en equipo durante una actividad de cocina, hemos llegado entre risas a la conclusión de que el suicidio colectivo y coordinado es una opción razonable, si no deseable del todo”, han concluido los trabajadores a última hora de la mañana.

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