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Un funcionario logra experimentar un entorno real de trabajo gracias a unas gafas de realidad aumentada

SE HA ESTRESADO TANTO QUE PEDIRÁ LA INVALIDEZ PERMANENTE

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Arturo Lorenzo, funcionario del departamento de meditación trascendental de la Secretaría de Estado de Cultura, ha sido el primer empleado de la Administración Pública en probar unas gafas de realidad aumentada.

La experiencia ha permitido a Lorenzo vivir en sus propias carnes una jornada normal de trabajo, desempeñando tareas de oficina en primera persona «y como si estuviera allí mismo, asumiendo responsabilidades reales».

Las gafas han mantenido al funcionario ocupado durante toda la mañana, hasta que se las ha tenido que quitar porque sus niveles de estrés amenazaban con hacerle perder el conocimiento. «Después de esto voy a pedir la baja, no te digo más», ha confesado. «Qué coño, pediré la invalidez permanente, que el formulario que hay que rellenar es el mismo», ha añadido.

El viaje de este funcionario a una jornada laboral con reuniones, hojas de Excel que rellenar en menos de veinte minutos y cero pausas para el bocadillo le ha provocado sudores fríos y taquicardias. «Y eso que estoy harto de jugar al ‘Call of Duty’ con mi hermano, que libra los martes y se viene a jugar a la Play. Pero vamos, esto es mucho más duro que los videojuegos de guerra. Yo creo que se han pasado. ¡Que me han tenido una hora haciendo fotocopias! Joder, y encima no quedaban hojas suficientes y he tenido que buscarme la vida porque no había nadie a quien pasarle el marrón», explica.

«Y hay gente que vive con esto todos los días, desde que se levanta hasta que se acuesta. Sin gafas virtuales ni nada. Con jefes de verdad. No sé cómo pueden», ha argumentado Lorenzo. «Si hay alguna ONG para gente así, me gustaría darles dinero. Pero como cobro una puta mierda…», lamenta.

«Tíos, es mejor que no os acerquéis a este trasto. Yo entiendo que llama la atención, pero casi me estalla la cabeza. Me ha tocado hacer cosas que no creeríais, de verdad. Mejor os bajáis a la salita de la primera planta, que es el cumple de no sé quién y han traído galletas», ha aconsejado Arturo a sus compañeros, muy excitados por la presencia de las gafas.

«Se las querían poner a Alfredo, el de mantenimiento, pero se ha dormido mientras le explicaban cómo funcionan», ha declarado Lorenzo. «Y ahora os dejo, que no tengo nada que hacer», ha añadido.

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