La foto de un perrito jugando en la nieve ha provocado que una familia de Majadahonda se vea obligada a detener el tiempo indefinidamente en enero de 2015, según han informado fuentes cercanas a la cocina, donde está colgado el calendario que contiene la fotografía.
«Cuando llegó febrero y fuimos a cambiar el mes, mamá nos dijo que ni hablar, que lo dejáramos en enero, obligándonos a desafiar las leyes de la naturaleza», ha informado la hija mayor de la familia, que teme un «cataclismo de dimensiones cósmicas» o «que nos liemos con las visitas al médico y eso».
«Mamá parece no ser consciente de los enormes trastornos físicos que puede provocar por su amor a los perritos», ha añadido la niña, que teme no acabar nunca segundo de Bachillerato y seguir atrapada para siempre en la adolescencia, que es un periodo «muy difícil especialmente si no tienes novio, lo que aparentemente se va a prolongar para siempre».
«No quiero vivir en enero para siempre, no sé si podría soportarlo, espero que mamá nos deje avanzar pronto», ha insistido.
Por ahora, la mujer se ha conformado con dilatar enero provocando un bucle temporal en el que el presente tiende a infinito. El objetivo del resto de miembros de la familia es evitar que la mujer vea antes de tiempo la fotografía del mes de diciembre, lo que podría llevarla a intentar viajar al futuro con consecuencias nefastas.
De momento, la familia solo puede escapar de enero de 2015 cuando está en la salita de estar, donde un calendario del gremio de floristas con la foto de dos narcisos, la flor preferida de mamá, detuvo el tiempo en 2011.
