Arrepintiéndose profundamente de haber pasado más tiempo entre reuniones que con la cara metida entre dos tetas, un ejecutivo retirado de 68 años, aquejado de una grave enfermedad, ha fallecido esta mañana “habiendo pasado por alto cosas más importantes y satisfactorias para un hombre que el trabajo, como por ejemplo los clubs de striptease”.
«Pienso en todas esas muchachas a las que veía entrar en el club Aguacate’s y a las que apenas he visto desarrollarse como prostitutas maduras por culpa de pasar tantas y tantas horas encerrado en la oficina. ¿Y todo para qué?”, ha declarado esta mañana poco antes de morir, echando la vista atrás y contemplando sus últimos 30 años de vida. “A veces me sentía culpable y de repente les llevaba un regalo o hacía que mi secretaria les enviara flores, pero para mí las putas nunca fueron la prioridad, siempre lo fue el maldito trabajo”, admitía.
“Supongo que es demasiado tarde. Ahora no puedo recuperar el tiempo perdido. Lo siento por las zorritas, sobre todo por ellas, que han crecido con un cliente ausente”, ha dicho antes de expirar y tras rememorar una ocasión en la que abandonó a toda prisa una reunión con unos clientes. “¿La abandoné para ir corriendo al burdel y pasar la mejor noche de mi vida? No, me fui como un imbécil al partido de fútbol de mi hijo, que encima perdió”, ha precisado.
Según detalla su entorno, el ejecutivo se ha arrepentido también de haber perdido tantos años de su vida preocupado por las acciones en Bolsa en vez de estar pendiente únicamente de la cocaína.