El hospital Ramón y Cajal de Madrid ha incorporado a su plantilla a un buitre llamado Torgos que se encargará de comunicar a los pacientes las malas noticias.
La medida, pionera en el mundo, se basa en los beneficios contrastados de las terapias con animales y pretende evitar que los facultativos tengan que enfrentarse a situaciones para las que se requieren habilidades emocionales especiales.
Es un animal muy noble
«El buitre es un animal muy noble acostumbrado a lidiar con la muerte», explica Víctor Ramos, director del centro hospitalario, con el buitre clavado a su hombro derecho. «Aquí el amigo ya conoce bien las instalaciones porque lleva dos años limpiando la Unidad de Cuidados Intensivos», añade. «Nyiiiieeeeee Nyiiiieeeee», confirma el ave rapaz. «Es muy noble», reitera el director.
La presencia del noble animal en los pasillos del hospital intimida a algunos pacientes, que se apartan de él temiendo lo peor. Pese a ello, los responsables del centro confían en que pronto se ganará la confianza de todos «porque es un ave muy noble que sabe escuchar».
«Se ha colado en la sala de espera de oncología y una señora lo ha ido empujando con el abrigo para que se alejara de su hijo y se fuera con un viejo conectado a una sonda que no se podía defender», protestaba la familiar de un paciente al que el buitre ha mirado fijamente.
«El bicho ha gritado tres veces y no sabemos si esto quiere decir que a Paco le quedan tres meses, tres años o tres horas. El médico dice que ya lo iremos viendo. Da mal rollo pero es un animal muy noble», explica.
Dolores Parmalat, portavoz en España de la protectora de animales PETA, ha aplaudido el esfuerzo de integración laboral del que hace gala el centro hospitalario pero ha pedido más seguridad para Torgos.
«Una familia gitana casi lo despluma cuando se ha acercado al patriarca», lamenta Parmalat. «Es un animal muy noble con una tarea muy ingrata: debemos velar por su bienestar y darle de alta en el Colegio de Médicos».
