El máximo responsable de Mediaset, Paolo Vasile, reunió el pasado lunes a sus aguerridas tropas y partió hacia los suburbios en busca de carnaza para la decimoquinta edición del programa «Gran Hermano».
La cacería ha sido todo un éxito, según fuentes del grupo audiovisual, pues Vasile ha irrumpido esta mañana en las instalaciones de Fuencarral arrastrando a dieciséis ejemplares de concursante español que, esta misma tarde, serán puestos a punto para debutar en el estreno del espacio televisivo que presenta Mercedes Milá.
«Hay buen material. Los hay forzudos, los hay gordos, guapitos y feotes. Mucha y muy diversa carne que dará bastante juego», ha confirmado Milá, que supervisará personalmente el vaciado de cerebro al que se someterán las presas. «Nuestros psicólogos tienen cuatro horas para dejarlos listos. Así funciona este negocio, siempre a contrarreloj», ha admitido la presentadora.
Vasile reconocía hoy que estas cacerías «me dan la vida porque son una excusa para salir del despacho y hacer trabajo de campo». El italiano se niega a delegar este tipo de tareas «porque me gusta escoger personalmente la mercancía; nadie sabe mejor que yo lo que quiero».
Dolores Parmalat, portavoz en España de la protectora de animales PETA, ha criticado los métodos de recolección de concursantes que viene empleando Telecinco desde hace años. «Esta no es manera de tratarlos, les sacan de su hábitat de un día para otro y luego pasa lo que pasa», argumenta.
La cadena recuerda que en la casa los concursantes gozan de todo tipo de comodidades y que, además, se les brinda la oportunidad de ser famosos y ganar 300.000 euros.
«Ya quisieran muchos vivir como viven ellos», ha sentenciado Vasile mientras rociaba con una manguera a los nuevos fichajes.
