Un equipo de investigadores de la Universidad de Connecticut consiguió ayer que un matrimonio de toda la vida se comunicara e intercambiara pensamientos complejos más allá de los habituales monosílabos o codazos.
Los científicos colocaron implantes en el cerebro del marido y de la mujer, que llevan 40 años conviviendo, y pudieron mandar señales motoras y sensoriales de uno a otro, logrando construir la primera interfaz «cerebro-a-cerebro».
Intercambiaron pensamientos complejos gracias a unos electrodos
«Yo al chaval lo veo bien, la chiquilla esa con la que está es maja» fue el primer pensamiento que pudo transmitir el marido gracias a un complejo sistema de electrodos instalados en su corteza cerebral.
«Se le ve muy entusiasmado y me da miedo porque ya sabes que a esa edad tienen tantos pajaritos en la cabeza», logró responder la esposa tras media hora de pruebas y seis intentos fallidos.
Si bien la transmisión de información de un cónyuge a otro se producía en tiempo real, el proceso de aprendizaje acerca de cómo interpretar la señal no fue instantáneo. «Hubo muchos errores en la descodificación. La mujer repitió varias veces ‘A mí no me hables en ese tono’ y el esposo se quejaba diciendo ‘¿Ves? Es que no se puede hablar contigo, te lo tomas todo a la tremenda'», admite uno de los expertos.
El experimento, sin embargo, se pudo volver a encauzar reproduciendo en los cerebros del matrimonio fotografías de cuando el niño era pequeño. «Mira qué guapo era, qué sonrisa» pudo comunicar el marido. La esposa respondió «Ahora, en cambio, se está quedando calvo. Es otra de las cosas malas que heredó de ti».
La pareja terminó totalmente exhausta tras dos horas de pruebas y en este momento ambos descansan, como siempre, en camas separadas.