El presentador Pablo Motos ha llegado esta mañana a la redacción del programa «El hormiguero» y ha encontrado a la hormiga Barrancas desplomada encima de una mesa. Pensando inicialmente que se había quedado dormida, y dispuesto a reprenderla por su falta de profesionalidad, Motos se ha acercado a su compañera descubriendo que estaba inconsciente.
«¡No respira!», ha gritado el presentador, que ha empezado a bombear el pecho de Barrancas y a darle bofetadas en las mejillas con la intención de reanimarla. «¡Ayuda, por favor!», ha exclamado ante la indiferencia de los demás trabajadores, que se niegan a llamar a una ambulancia.
La plantilla se niega a llamar a una ambulancia
«Nunca viene a trabajar por la mañana, siempre llega justo antes de que empiece el programa. Por eso no había visto a Barrancas en este estado hasta hoy», aclara uno de los guionistas, que cree que la escena es «entre patética y tierna». El joven recuerda que su jefe criticó en su día a Trancas «porque la vio pegada al cristal de un coche en un semáforo y ella no le devolvió el saludo».
Motos, convencido de que la plantilla está enfadada con Trancas y Barrancas porque él mismo les consiguió un despacho propio para que estuvieran contentas, considera que «antes que profesionales con nuestras rencillas y nuestras miserias somos personas, y me parece intolerable que se le niegue el auxilio a un compañero».
Sin tiempo para discutir, el presentador valenciano ha cogido en brazos a Barrancas y se la ha llevado al baño, donde le ha puesto la cabeza debajo del grifo. «No sé si el agua les va bien. Nadie me ayuda. Necesito que alguien venga a ayudarme, por favor», ha repetido nervioso.
«Te vas a poner bien», le ha prometido a Barrancas aguantándole la cabeza con una mano mientras con la otra marcaba el 112 en su teléfono móvil.