Viendo que no hay manera de que los conductores abandonen el hábito de meterse el dedo en la nariz cada vez que se detienen en un semáforo, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido invertir casi 200.000 euros en el desarrollo de un dispositivo de reconocimiento facial que evitará que el disco se ponga en verde mientras haya alguien «buscando petróleo».
«Sacarse los mocos en los semáforos no contribuye a reforzar la marca España», ha recordado la alcaldesa Ana Botella, que ha asegurado que «en los países más avanzados los empujan hacia atrás para no tener que pegarlos luego al volante».
«La costumbre que forma parte de nuestra cultura», defienden los conductores
La nueva medida no ha tardado en levantar la polémica, pues muchos ciudadanos consideran que «sacarse los mocos en los semáforos o agarrarse los testículos con una sola mano forman parte de la cultura de este país y de esta ciudad tanto o más que la verbena de la Paloma», argumenta uno de los afectados.
«Si no aprovecho para quitármelos en el coche, luego en el trabajo necesito media hora en la que no puedo dedicarme a nada más», se queja otro ciudadano.
Asimismo, según un informe elaborado en 2011 por la Dirección General de Tráfico (DGT), «los mocos pegados al volante aumentan el agarre y, por tanto, mejoran la seguridad». Tanto es así que Toyota está desarrollando un nuevo modelo de automóvil que ya vendrá con los mocos pegados de serie.
La DGT advierte también de que los nuevos semáforos podrían tener el efecto contrario al que se desea: «Ahora los conductores dispondrán de todo el tiempo que quieran para acabar la faena. Hasta el momento, lo único que hacía que se quitaran el dedo de las fosas nasales era, precisamente, que el disco se pusiera en verde», explica un portavoz de la entidad.