Con la intención de que “en Europa nos vean guapos y quieran integrarnos”, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, lleva varios días haciendo guardia en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, donde peina a todos y cada uno de los catalanes que viajan fuera de la comunidad.
«Hay gente que quiere que Cataluña se constituya en un Estado y yo digo: Cataluña independiente sí, pero no de cualquier manera ni hechos un asco”, ha explicado Mas a los periodistas que se han acercado a ver cómo acicalaba «a los míos».
«Que nos vean guapos, que somos de buena casa y no vamos de cualquier manera»
“¿No llevas corbata?” ha preguntado Mas a Josep Mascarell, de 43 años, que viajaba a Noruega a ver a su pareja y a quien el president ha querido prestarle su propia corbata pese a las quejas del hombre.
“Ya me la devolverás cuando vuelvas”, le ha dicho mientras le enseñaba a anudársela recitando “el rabito fino va a por pan, el rabito gordo se queda en casa, el rabito fino da una vuelta, gira que gira, da un saltito… y tú ya tienes hecho el lacito”. Antes de dejar que el ciudadano se fuera corriendo a embarcar, Artur Mas se ha mojado el pulgar en saliva y le ha limpiado la comisura de los labios.
“No me importa que Artur Mas me peine, pero lo malo es que pega tirones… te coge por los morros y te va diciendo ‘estigues quiet’, apretando el cepillo contra el cráneo que parece que vaya a arrancarte la cabeza”, lamenta un viajero que dice no entender por qué Mas insiste en peinar a todo el mundo igual que se peina él: raya a un lado y gotita de Nenuco en el cogote. Y las mujeres igual.
“Salid bien abrigados, no me volváis todos resfriados que así no hacemos país”, iba advirtiendo el líder de CiU a los viajeros catalanes. “Fuera de casa hace mucho frío y la gente es rara, pero vosotros intentad estar a la altura. Decid ‘si us plau’ y ‘gràcies’ todo el rato”, insistía.
