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Un terrorista suicida sentado junto a un bebé ruidoso hace estallar el avión antes de tiempo

LOS LLANTOS LE OBLIGARON A APRETAR EL DETONADOR

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Ciento cincuenta pasajeros de un avión han muerto antes de lo previsto después de que los continuos llantos, quejas y patadas de un bebé hayan obligado a un terrorista, que se sentaba justo delante de él, a hacer estallar la bomba que llevaba pegada al cuerpo.

El terrorista se vio incapaz de aguantar un minuto más, según ha informado a la prensa Chuck Hagel, secretario de defensa estadounidense.

«La causa de la explosión ha sido un bebé que lloraba, que obligó a un terrorista presente en el pasaje a hacer estallar los explosivos líquidos que tenía pegados a su pierna”, confirmaba el secretario de defensa esta madrugada después de que se recuperara la caja negra y fuera escuchado su contenido, el cual “revela un ruido insufrible que debió de convertirse en todo un tormento para el pasaje, cuyos últimos minutos fueron infernales”.

«La caja negra confirma que el pasaje, al comprobar su situación, intentó hacer callar al bebé sin conseguirlo», añade Chuch Hagel.

El avión, que hacía el recorrido Nueva York-Los Ángeles, despegó anoche del aeropuerto JFK a las 21:50 y estaba previsto que Ahmad Alaffed, un yihadista integrante de una célula de Al Qaeda cargado de explosivo líquido, lo hiciera estallar a las 0:15, cuando volara por encima de la ciudad de Dallas.

Sin embargo, tal y como ha confirmado la caja negra, el bebé, con sus llantos y patadas en el asiento, llevó al terrorista a un callejón sin salida en el que no le quedó otra que hacer estallar los explosivos a las 23:15, acabando con la vida y con el sufrimiento de todo el pasaje una hora antes de tiempo.

Según el testimonio de algunos familiares de los pasajeros fallecidos, muchos de éstos usaron sus teléfonos móviles para llamar a sus familias y quejarse del bebé.

“Mi marido me llamó llorando y yo solo oía un llanto horrible de bebé. Ahora oiré ese sonido lo que me queda de vida”, ha explicado a la prensa la viuda de una de las personas que falleció a causa de los llantos del pequeño.

«Yo es que no entiendo cómo no lo controlan más. Cuando veo a un bebé subirse al mismo avión que yo, muchas veces me lo pienso o me paso rezando todo el vuelo para que no ocurra nada», ha añadido la mujer entre lágrimas.

A las 23:27, apenas diez minutos después de conocerse el desgraciado acontecimiento, varios guardias de seguridad encañonaron, en el aeropuerto de Washington, a un bebé que estaba a punto de embarcar en un Airbus que se dirigía a Los Ángeles. Al verse rodeado de policías, la criatura rompió a llorar, por lo que fue abatida a tiros.

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