El próximo espectáculo de la compañía canadiense Circo del Sol, «Heredia: A Gipsy Experience», llenará de magia y color el poblado chabolista de Las Barranquillas (Madrid). Centenares de acróbatas, bailarines y gitanos rendirán homenaje al rito nupcial más impactante conocido por el hombre en una obra de varios días de duración en la que lloverán 500 toneladas de peladillas.
«Heredia» respetará el rito gitano añadiéndole el efectismo habitual del Circo del Sol. La prueba del pañuelo será la estrella del montaje, con una tela blanca de 200 metros de ancho contra la que se estrellarán decenas de saltimbanquis vestidos de rojo carmesí.
«Hemos querido preservar la intimidad pese a la grandilocuencia del conjunto. La familia quería que montáramos un gran chocho», explica François Ripert, responsable de la escenografía.
Acrobacias imposibles sobre finísimos hilos de cobre
La verdadera protagonista de la celebración será Asmara, que contraerá matrimonio con el Cristian en pleno estallido de color, rodeada de bailarines que harán acrobacias imposibles encima de finísimos hilos de cobre.
Será una ceremonia cien por cien gitana para la que no se venderán entradas. «Esto no es un espectáculo normal. Hemos tenido que interrumpir nuestra obra sobre Michael Jackson para centrarnos en esto», admite Ripert. Indagando un poco más, los medios han podido saber que «Heredia» es un espectáculo de encargo realizado bajo ciertas presiones.
Con esta obra, los «saltimpayos» saldarán su deuda con «El cañaílla»
«Los saltimpayos tenían que saldar sus deudas con ‘El cañaílla'», explica un miembro de la familia Heredia, verdadera artífice de todo esto. Al parecer, «El cañaílla» es el vigilante que custodia las fieras del circo «aunque nosotros nunca hemos tenido fieras», se lamenta François, que confiesa que la compañía «no ha contado con todo el apoyo de las autoridades para sortear la situación».
El resultado es, pues, un espectáculo carísimo y repleto de virtuosismo y pirotecnia que se convertirá en el montaje más deficitario del Circo del Sol. «Estamos saltando al vacío comercialmente, pero si no lo hacíamos nos rajaban vivos», sentencia Ripert.
