Está imputado por «sustracción de primeros planos», «apropiación indebida de tiempo en escena» y «robo reiterado de frases y diálogos».
El condenado, en prisión preventiva desde que fue detenido por la Policía Nacional, entró en los juzgados a cara descubierta y sonriendo; tardó cinco minutos en encontrar la entrada porque estuvo buscando durante un cuarto de hora «el ‘fotocall’ de los juzgados» donde poder posar ante los fotógrafos. Durante toda la vista, el acusado no dejó de «pisar las frases» del juez y forcejear a codazos con su abogado para ocupar más sitio en su escritorio. Al ir a desvelar el juez cómo se declaraba al acusado, el famoso gritó «¡Culpable! Pero volveremos con más detalles a la vuelta de publicidad, aquí os espero, un minutito, no os mováis, que tenemos más sorpresas…». Fue necesario recurrir al bedel, que lo arrastró de la sala mientras el famoso seguía dando paso a publicidad, «haciendo ver que el conductor del juicio era él y no el juez».
Ha sido condenado a cuatro años de servicio en televisiones locales y a otros seis años de reclusión en segundos planos con poca profundidad de campo.
