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Pinta con los pies porque está fumando con las manos

LA DERECHA AGUANTA UN CIGARRO Y LA IZQUIERDA EL SIGUIENTE QUE SE FUMARÁ

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Una terrible adicción al tabaco ha hecho que Antonio Buendía, de Tenerife, tenga limitado el uso de sus extremidades superiores al 98%, aunque ello no ha sido un obstáculo para que deje de hacer lo segundo que más le gusta en la vida: pintar. Buendía crea obras de arte aguantando el pincel con sus pies, lo que le permite seguir usando las manos para fumar. El hombre dice que, ya desde niño, ha tenido un pincel entre los dedos del pie y un cigarro entre los dedos de la mano.

Antonio, que se considera una persona afortunada, ya que ha aprendido a realizar actividades cotidianas pese a estar fumando, está lejos de sentirse discapacitado.  “Empecé a fumar a los trece años y mis pies han sido mis manos desde entonces, así que estoy acostumbrado”, explica. También reconoce que nunca le ha faltado ayuda. «Cuando empecé a fumar mi madre me vestía porque yo estaba impedido y, por ejemplo, en la universidad disponía de compañeros o ayudantes asignados que tomaban los apuntes por mí, mientras yo fumaba».

«He llegado a ir en silla de ruedas, porque me costaba caminar con tantos paquetes de tabaco a cuestas»

«Es un bonito ejemplo de gente que lucha contra la adversidad y sigue fumando y pintando, haciendo lo que más le gusta en la vida», explica la mujer de Antonio. «Siempre está de buen humor y sonríe, aunque a veces no pueda entrar en un restaurante». A causa de su tabaquismo, Antonio no pudo estudiar en una escuela normal y sus padres tuvieron que escolarizarlo en casa, y él se refugió en la pintura.

La obra de Buendía, que consiste casi exclusivamente en la representación de paquetes de Marlboro, todavía no es muy apreciada entre la crítica, pero él no pierde la ilusión. «He ido probando otros motivos pictóricos, como paquetes de Winston, paquetes de Ducados… he tenido mis periodos y mis obsesiones temporales como cualquier otro artista», dice. Antonio ha solicitado ayudas y subvenciones para poder costearse alguna prótesis que le permita aguantar dos o tres cigarros en la boca y recuperar, aunque sea parcialmente, el uso de las manos.

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