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Juzgan a Chiquito de la Calzada por cocinar un fistro

PODRÍA EXILIARSE EN CHIQUITISTÁN

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Una semana después del juicio al cantautor Javier Krahe, acusado de blasfemias por un cortometraje en el que se cocinaba un Cristo crucificado, le toca el turno al cómico Gregorio Esteban Sánchez, más conocido como Chiquito de la Calzada. Hace 35 años, el malagueño fue sorprendido por su asistenta metiendo la cabeza de un fistro en el horno y, una vez en «comiserida», se negó a declarar repetidas veces gritando «No puedor». Hoy, finalmente, comparece en el Juzgado de lo Penal número 8 de Madrid para dar cuenta de lo ocurrido, enfrentándose «a una multa que no me va a salvar ni Perry Manson» pese a que su abogado cree que los argumentos de la acusación «tienen más huecos que la defensa del Extremadura».

El humorista, con la cara de Marco en el día de la madre, ha sido arropado por cientos de seguidores, entre los que se encontraban los fiambres del anuncio de Campofrío.

«Comisario, por la gloria de mi madre, relájese ustedes», ha pedido el acusado al juez, quien ha insistido varias veces, sin éxito, en que no era comisario. Al ser preguntado por el delito del que se le acusa, Chiquito de la Calzada ha asegurado que lo que se dice de él es «más falso que el flequillo del Dioni», aunque ha admitido que iba borracho, circunstancia en la que tiene «más peligro que Rato jugando al Monopoly».

«Soy un pecador de la pradera»

Casi al término del juicio, y harto de responder a las mismas preguntas, Chiquito de la Calzada se ha levantado del banquillo realizando su característico baile con pequeños pasos adelante y atrás mientras reconocía ser «un pecador de la pradera». La defensa ha pedido entonces la suspensión del juicio porque la presión a la que está siendo sometido el humorista, de 80 años de edad, le está resultando más dolorosa «que Chubaca en el anuncio de Epilady». El juez, más cabreado que el casero de «El fugitivo», ha accedido a interrumpir el proceso «para que señorías puedan relajar el diodeno».

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