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Un bebé con chupa de cuero se enfrenta al dueño de su guardería

LA ÚNICA PALABRA QUE SABE DECIR ES "CUIDADO"

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Cuando Jaime entró ayer sobre las nueve y media en la guardería «El drac xic» de Barcelona, de la que es director desde hace seis años, no se imaginaba que el extraño intercambio de miradas que había mantenido con un bebé días atrás le iba a pasar factura a lo largo de la jornada. «Primero me lo encontré en mi despacho, sentado en mi silla. Y cuando entré él salió sonriendo y con paso chulesco. Luego se tropezó y lloró un poco, pero cuando se lo llevaban en brazos me miró una vez más muy serio», explica el director. Según su testimonio, la actitud del bebé parecía querer decir «soy un solitario, sigo mis propias reglas y tú no mandas» o «no puedo ajustar la dirección del viento pero sí ajustar las velas para llegar a mi destino».

La tensión de ese encuentro se repitió una vez más cuando Jaime encontró su móvil dentro de la fuente del patio. «Y al levantar la vista allí estaba, mirándome. Y levantó las cejas como diciendo ‘¿qué pasa?’. tengo que reconocer que empecé a ponerme nervioso», explica. El bebé, que está empezando a hablar, solo sabe pronunciar «cuidado» y cada vez que pasa junto a Jaime lo pronuncia una y otra vez. «Quizá no sabe ni lo que significa, pero suena a amenaza», dice el responsable del centro.

Su actitud de duro podría ser una pose

El resto de cuidadores de la guardería confirman que el bebé tiene problemas con la autoridad. «Es un rebelde sin causa. El típico bebé duro que puede hacer llorar a otros bebés con solo mirarlos», explica una trabajadora de la guardería. «Cuando llega la hora de la siesta, se va al rincón de las cocinitas y hace como que bebe. Se lleva los vasos a los labios y luego golpea la mesa con ellos al tiempo que hace ‘Ajjjj’ y mueve la cabeza como si se hubiera tomado un tequila muy fuerte». El bebé también guarda una tiza de color blanco en la oreja, a modo de cigarro. «Y las niñas se pirran por él pese a que saben que no les conviene», insiste la mujer.

No se descarta que, bajo la apariencia solitaria del niño, se escondan ciertas ansias por recibir cariño. «Podría ser el típico bebé incomprendido que se aísla de la sociedad movido por sus complejos y miedos al futuro, lo cual se refleja en el empleo de la violencia», dice el director. «La primera infancia es una edad muy difícil en la que cada bebé intenta buscar su lugar. Lo malo es que el que recibe aquí soy yo. El otro día me amenazó con una navaja de Play-Doh. ¿Qué será lo próximo?».

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