El estudio asegura que ahora los mosquitos «tendrán más tiempo para sus cosas», hecho que podría aumentar la frecuencia de sus picaduras. No de descarta tampoco que la ausencia de un objetivo claro al que apuntar provoque tensión entre ellos. «Si a un católico le quitas su iglesia, le obligas a ocupar los domingos con otra cosa. Hasta que la encuentra, es probable que importune a los demás con sus problemas. Los mosquitos pasan ahora por algo parecido» argumentan los investigadores, que han detectado un leve aumento de insectos en los templos religiosos.
Rob Millikan considera que este primer paso de los mosquitos podría hacer que, por contagio, las moscas entendieran que no pueden atravesar el cristal de las ventanas y que frotarse las patas delanteras después de tocar excrementos no sirve para limpiarlas a no ser que se utilice también agua y jabón. Hace menos de un año, este mismo experto consiguió convencer a varias moscas para que dejaran de ir a la mierda.