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Pone a su mujer en huelga de hambre para protestar por el machismo

"CUANDO SIRVA LA COMIDA, SU PLATO ESTARÁ VACÍO EN SEÑAL DE DUELO", EXPLICA

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Juanjo Vallespín, carnicero en Ferrol, ha decidido protestar «por la lacra del machismo que enturbia las relaciones entre hombres y mujeres». Indignado por las agresiones «y por esos pequeños desprecios cotidianos que también cuentan», Vallespín pone sus treinta años de feliz matrimonio como ejemplo de que «la convivencia y la concordia son posibles si, en vez de callar, apartamos la violencia que intoxica la vida íntima de las parejas defendiendo la tolerancia cero».

Para ir más allá de las palabras, «que son importantes pero no suficientes», Vallespín dice que ha puesto a su mujer en huelga de hambre. «No es para que adelgace. No le iría nada mal, pero de verdad que no es por eso. Se trata de seguir el ejemplo de Gandhi, de Jerónimo y de todos esos héroes que lucharon por sus derechos. Y para demostrar que los hombres no son los únicos capaces de hacerlo, quiero que mi mujer tome las riendas de esta reivindicación. Cuando sirva la comida, su plato estará vacío. Y ese vacío es el que provoca el machismo en la vida de tantas personas», declara.

El entorno de la pareja asegura que Juanjo está pensando en presentarse a la alcaldía en los próximos comicios, de modo que la huelga de hambre sería una estrategia para ganar popularidad. «Lo que pasa en realidad es que Antonia, su mujer, quería ponerse a dieta y le pidió a Juanjo que la ayudara. Que se pusiera estricto con ella si veía que comía demasiado. Y a él se le encendió la lucecita», cuenta una de las clientas de la carnicería. Otros testigos afirman que Vallespín no impresiona a nadie «porque todos le conocemos y él debería saber que no basta con aprenderse el ideario del Partido Socialista para impresionar a la gente y mucho menos aquí, en Ferrol».

Ante quienes critican que el carnicero no haga nada y deje que sea su esposa la que padezca las consecuencias de la huelga de hambre, Juanjo Vallespín recuerda que «cuando una mujer está a dieta, o en huelga de hambre, que para el caso es lo mismo, se pone de una mala leche que al final es el marido el que sufre de verdad. Sabéis perfectamente a qué me refiero porque todas hacen lo mismo». También se jacta de no haber pedido ninguna subvención al Gobierno para llevar a cabo la protesta.

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