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Da negativo en un control de alcoholemia y lo celebra descorchando champán

PIDIÓ A LOS AGENTES UN DIPLOMA "PARA FARDAR CON LA PEÑA"

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Rodolfo Panzerotti fue sometido la noche del sábado a un control de alcoholemia justo cuando regresaba a casa con sus amigos después de una noche de fiesta en la discoteca Tocqueville’s. «Habíamos bebido mucho, como en las películas. Suerte que nos acompañaba mi gato Picarol, que nos guió hasta el coche cuando salimos de la disco», reconoce Panzerotti. Como conducía de forma errática, las autoridades no tardaron en dar caza al joven, pidiéndole la documentación. «Si te ven tan mal y encima te piden la documentación es como que te vacilan, ¿que no?», protesta Rodolfo, que pidió a los agentes que buscaran ellos mismos los papeles del coche «porque cuando buscas algo tú mismo y lo encuentras te hace más ilusión que si te lo busca otro». La actitud desafiante de Panzerotti animó a la Guardia Civil a iniciar el control de alcoholemia, que contra todo pronóstico dio negativo. Para celebrarlo, Panzerotti abrió el maletero de su Ford Sierra y sacó cinco botellas de champán que descorchó ante la mirada atónita de los agentes.

La Guardia Civil sospechó inmediatamente que el alcoholímetro estaba averiado. Para comprobarlo, los agentes decidieron esperar a que Panzerotti y sus colegas bebieran varias botellas de champán y seis mojitos que improvisaron con hierbajos extraídos de la cuneta de la autopista. Al cabo de unos minutos, cuando dos de los jóvenes ya habían caído víctimas de un coma etílico, Rodolfo volvió a someterse al control de alcoholemia y no subió de 0’2 gramos por litro en sangre. En cambio, sólo con los restos de champán que había lamido del suelo, el gato Picarol ya superaba los 0’6 gramos según fuentes de la Guardia Civil.

Finalmente, el conductor accedió a acompañar a los agentes a la comisaría siempre y cuando se comprometieran a firmarle un diploma «para fardar con la peña del Forocoches». La proeza no ha evitado a Panzerotti la retirada del carné de conducir por su actitud temeraria, pero ni siquiera las sanciones han podido empañar la alegría del chico ni la de sus familiares, que reconocen que «siempre ha tenido mucha suerte y en el cole era el típico chaval que nunca estudiaba pero siempre aprobaba por los pelos».

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