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Un niño suspende una pataleta por falta de público

LA CRIATURA QUIERE LA NUEVA CONSOLA DE NINTENDO

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Alfonsito Seguí, de 6 años de edad, decidió el pasado lunes suspender una pataleta en el último momento al darse cuenta de que no había el público necesario para que sus pucheros surtieran el efecto que buscaba. «Creía que sus padres estaban en la cocina y allí se dirigió con el objetivo de iniciar la puesta en escena de su más completa desesperación. Sus planes se torcieron cuando vio que estaba yo sola en la cocina», aclara la canguro del niño. Tras un leve gemido de desaprobación, Alfonsito miró a los lados y decidió volver a su habitación, donde se estuvo quitando porquería de los dedos de los pies hasta quedarse dormido en el suelo.

El entorno de la criatura sospecha que la frustrada pataleta formaba parte de la llamada «Operación Nintendo», una estratagema diseñada por Alfonsito cuyo objetivo es la obtención de la nueva consola portátil 3D de Nintendo. «Se emplea a fondo en la espectacularización del drama para aparentar un tono vital bajo, es decir, una tristeza suficientemente sostenida en el tiempo como para que creamos conveniente provocar estímulos positivos que le abran horizontes y le empujen a proyectar sentimientos constructivos», explica la madre del niño, psicóloga de profesión. El padre, por su parte, está convencido de que «el niño es exactamente igual que su madre» y cree que seguirá adelante con su estrategia de desgaste «hasta que le compremos la puta consola».

Este ha sido el segundo fracaso de Alfonsito después de que la semana pasada decidiera plantarse en plena calle con los brazos cruzados para forzar a sus padres a responder a sus demandas. Su «huelga espontánea de movimiento» se alargó dos minutos, durante los cuales sus progenitores siguieron caminando sin preocuparse, en apariencia, por el hecho de que el crío se quedara atrás. Éste, cuando dejó de mantener el contacto visual con ellos, aguantó treinta segundos quieto y luego echó a correr para recuperar la distancia perdida. Con el orgullo herido, se propuso atacar de nuevo en otra ocasión.

La pataleta frustrada obliga ahora a Alfonsito a replegarse otra vez para recuperar fuerzas y se sospecha que el niño revisará su estrategia para ser más efectivo. «Creemos que no renunciará fácilmente a lo que quiere. Lo que no sabemos es si se mostrará más agresivo -como cuando se cagó en la bañera- o bien trabajará el nivel del subtexto y el desgaste con pequeños detalles que nos saquen de quicio como tirar los cigarrillos de su padre por la ventana», explica la madre del niño. Sea como fuere, los padres están decididos a no ceder y esperan que la abuela paterna «no se ponga de su parte regalándole la dichosa consola por sorpresa».

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