Sandro Mayneda, electricista de 62 años, acudió ayer por la tarde a un domicilio particular para arreglar una instalación eléctrica y, sin previo aviso, empezó a mover las caderas de una manera muy sensual y frenética despertando la admiración de todos. «Sonaba música de James Brown y, cuando vimos que el señor bailaba, subimos el volumen y él comenzó a agitarse y a golpearse la cabeza contra los muebles marcando el ritmo, totalmente entregado», explica uno de los testigos del suceso.
El fuerte olor a carne quemada que despedía el cuerpo de Mayneda hizo comprender segundos más tarde a todo el mundo que el operario se estaba electrocutando. Sin embargo, su coreografía era tan potente que nadie quiso interrumpir los casi diez minutos de sacudidas y palmadas. «Fue sin duda una manera muy sexy de morir, en plan: ‘Dejo este mundo pero antes mira cómo molo'», insiste el testimonio.
La viuda de Mayneda asegura que su marido nunca fue muy dado al baile y lamenta no haber podido presenciar la escena: «Ojalá hubiera sobrevivido para obligarle a repetir. Tenía la flexibilidad de un armario ropero y lo que necesitaba era eso, una buena descarga que le quitara la cara de palo».
A modo de homenaje, los familiares de Sandro Mayneda incluirán música de James Brown en el funeral que se celebrará mañana por la mañana en Barcelona.