Tras varias horas de investigación y algunas menos de trabajo, dos agentes de la Policía Nacional casi a punto de jubilarse han conseguido desarticular este fin de semana en Madrid una banda del Este que se dedicaba a robar tiempo a las personas que pasaban por la calle, también conocidas como transeúntes. Los malhechores adoptaban la personalidad de un entrevistador cualquiera, con una carpeta y varios folios, y «entraban» a las víctimas con la pregunta-cebo “¿Te puedo robar un minuto?”. Si la víctima decía que sí, el funcionamiento de la estafa se ponía en movimiento mediante una maquinaria perfecta.
La estafa es una de las más complejas y perfectas jamás realizadas. Una vez que el objetivo se deja robar el minuto, otra persona vestida de paisano pasa por detrás del encuestador, que muy sutilmente le entrega la mercancía temporal sustraída. El siguiente paso consiste en dejar el minuto robado en una furgoneta donde se van acumulando los minutos de todos los estafados; cuando la furgoneta está llena (suelen caber como 480 minutos, que vienen a ser 8 horas) los minutos se trasladan a un almacén en las afueras.
La Policía también ha descubierto el almacén de Alcobendas donde guardaban los minutos sustraídos y ha detenido a doce personas andorranas que se encargaban de meter la mercancía en raquetas de padel para luego poder vender el tiempo robado a gente muy rica sin horas para estar con sus hijos o para consumir prostitución. Todavía no se descarta que se realicen más detenciones. «Hay mucha gente implicada, llevaban tiempo planeando todo esto. Un tiempo que probablemente tampoco era suyo», declara un agente encargado del caso.
