Casi el 70% de los clientes del establecimiento son mujeres que, la mayoría de las veces, pefieren personalizar los mensajes de los pasteles explorando su propia creatividad. «La tarta que más vendemos es la de ‘Tú mismo’ y la segunda es la de ‘Gracias por prestarme tanta atención’. Se trata de expresiones clásicas que perduran en el tiempo y son numerosísimas las ocasiones en las que podemos usarlas. La dulzura de la nata contrasta con la amargura de la indirecta y aumenta su efecto», argumenta Carmina.
No sólo los clientes están satisfechos con sus compras, sino también los que reciben los pasteles como regalo. «Antes, para empezar a discutir con mi mujer, ella tenía que poner el morro arrugado y entonces yo le preguntaba si le pasaba algo. Luego ella me decía que no, pero en plan ‘lo sabes perfectamente pero no te lo voy a poner tan fácil, púdrete’. Ahora, con las tartas, podemos empezar a discutir mucho antes y, además, mientras nos las comemos», explica el marido de una clienta habitual de la pastelería.
«Nos gusta pensar en nuestros dulces no sólo como chantajes emocionales sino como lo que son, grandes postres cargados de amor», sentencia Carmina. «Queremos probar nuevas cosas, como las magdalenas bajoneras, pero por ahora vamos a seguir con los mensajes pasivo-agresivos».
– Al menos tu cumpleaños SÍ lo hemos celebrado.
– Gracias por tirar de la cadena.
– Tú verás.
– Si lo quieres así, por mí bien.
– A mí me da igual.
– Felicidades. Este pastel te lo regalamos entre todos pero lo hemos pagado entre Juan, Javier, Sara y Vanesa.
– ¿Has adelgazado?
– Felicidades por el ascenso.
– Supongo que te lo comerás en el bar viendo el fútbol.
