Parece ser que el guardia en cuestión pisó la Tierra durante los años noventa y se supone que se fue «apagando lentamente» debido a la falta de actividad, hasta que quedó fosilizado en su propia silla. Advirtió de su presencia una mujer de la limpieza, que lo halló abandonado en su hábitat natural, la garita de la planta cuatro de un párking de Tordesillas. «Prácticamente no hay nadie en la planta tercera, así que a la cuarta nadie sube», ha declarado Cano. «Eso explica que no se haya encontrado antes y que su estado de conservación sea excelente, algo muy poco usual en este tipo de ejemplares».
Mientras el paleontólogo mostraba esta mañana a la prensa la «deliciosa estructura dental» del fósil, que «aporta nueva información sobre cómo se alimentan estas bestias descomunales», el propio guardia de seguridad ha proferido un bufido y se ha levantado. En ese momento los periodistas y el mismo Cano han dado un respingo. Segundos después, el mismo Martín se ha dirigido a los medios usando un lenguaje confuso pero inteligible. Se ha limitado a solicitar que nadie informe sobre sus «cabezaditas» a sus superiores.