El Senado estadounidense podría aprobar la semana que viene un proyecto de ley para combatir el tabaquismo en Internet. La iniciativa constituye una ampliación de la Ley de Prevención y Control Familiar del Tabaco promulgada por Barack Obama el pasado mes de junio y ha sido aplaudida con especial énfasis por la Alianza de Seguridad en Internet, cuyo presidente, Larry Clinton, ha declarado que «la seguridad en la Red no es sólo combatir los ataques de los hackers o el robo de contraseñas, sino también la pedofilia y el humo del tabaco».
Según la secretaria de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Kathleen Sebelius, «desde que los americanos no pueden fumar en determinados locales, se han agarrado a Internet como a un clavo ardiendo y se reúnen en foros y en chats para devorar un paquete tras otro».
En algunos casos, la situación ha afectado directamente a internautas menores de edad: «Mi hijo empezó a toser, con los ojos llorosos, delante del ordenador. Luego vi que estaba en la web oficial de Charles Bronson y el ambiente era irrespirable. Si no llego a estar yo, ¿qué hubiera pasado?» se pregunta una ciudadana de Milwaukee.
La ley contemplará la existencia de páginas web para fumadores pero, fuera de ellas, se penalizará a quien fume aunque eche el humo fuera de Internet. «Yo siempre he fumado con responsabilidad», argumenta John Fragnel, acérrimo defensor del tabaco en la Red. «Con mis amigos nos pasamos los cigarros y los paquetes por e-mail para que no los vean los niños y el humo lo echamos siempre en una página de Croacia donde no entra nunca nadie», añade.
Es probable que la medida sea tomada en cuenta también fuera de los Estados Unidos. El portavoz de la Asociación Española de Usuarios de Internet, Miguel Pérez, ha afirmado que «en España que se fume es lo de menos porque aquí la gente escupe, mea y se caga en los foros, en los comentarios de los blogs y donde sea». Hace tres meses, Ricardo Galli, responsable de Menéame.net, tuvo que cerrar temporalmente la página «ya que alguien se cagó en uno de los artículos que reseñábamos porque le pareció ‘irrelevante’ y la gente se lió a menear el cagarro, que llegó a portada. Toda la web olía a mierda, incluso páginas vecinas que también empiezan por eme, y aún sigue oliendo un poco si tienes el olfato sensible».
