Entre los requisitos que debe cumplir la novela ganadora está el de adaptarse bien a la portada, que ya está diseñada de antemano. «Este año se está llevando el rojo y el negro, sobre todo gracias a Stieg Larsson, de modo que si presentas una novela titulada ‘Blanco como la vainilla’ es probable que no te comas un rosco. En cambio, si recibimos una obra protagonizada por un negro que muere a balazos, pues tendrá opciones porque hay negro y hay rojo. Lo que pasa es que el autor tiene que ser ya conocidito porque si no hasta ganaba yo, no te jode» afirma Tarsila Chiro, jefa de prensa del grupo editorial. Chiro alude implícitamente a la decisión que en 1964 tomó el propio José Manuel Lara Hernández de otorgarse a sí mismo el premio que fundó con una novela de seis páginas titulada «Y así gané yo mi premio y tal».
En cuanto a la elección del jurado, también ha arrancado el casting para decidir quién hace como que lee y elige, entre todas las obras, aquella que merece la recepción de los 601.000 euros del primer premio. «Tiene que tener canas, tiene que poner cara de serio, tiene que ser gordito para transmitir solidez y, por supuesto, no tiene que ser un notas como Juan Marsé, al que en su día se le fue la olla a base de bien porque ya debe de estar chocho», explica la jefa de prensa. Este año, al jurado se le asignará también la responsabilidad de redactar el discurso de agradecimiento del premiado «porque, coño, ya que cobran al menos que no tengamos que escribirlo nosotros», afirma Lara.
