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Un señor se atreve con una camisa rosa

QUERÍA DECIRLE AL MUNDO "EH, QUE ESTOY AQUÍ"

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Rompiendo con una estética fijada tras años de estabilidad y haciendo gala de una osadía «que no tuve ni en la mili», Antonio Moreno se levantó ayer por la mañana con ganas de experimentar «y de decirle al mundo: ‘eh, que estoy aquí'». Así pues, abrió la puerta de su armario dispuesto a reinventarse «y allí estaba esa camisa que me regaló mi hermano hace tres años, aún con el precinto. Vi que me iba bien de mangas y pensé: ‘¿Qué coño?'».

El suceso no hubiera tenido la más mínima trascendencia si la prenda en cuestión no fuera de color rosa. «Al verme en el espejo me reí de mí mismo», confiesa Moreno. Sin embargo, poco a poco se acostumbró al nuevo look. «Vi que no era como si me estuviera probando las bragas de mi mujer o algo por el estilo. No había para tanto y, si procuraba que todo lo demás fuera discreto, no parecería gay». Se presentó con la camisa puesta ante su esposa, sin decirle nada. «Ella miró la camisa, me miró fijamente a la cara y se limitó a decirme: ‘Pues tú mismo, Antonio'».

Según la psicóloga de la conducta Emilia Lorenzo, «la verdadera emancipación de Antonio llega cuando afronta la aparente indefinición de su mujer, que en el fondo es una rotunda negativa. Ese ‘pues tú mismo, Antonio’ hubiera podido ser un ‘no tienes edad para eso’ o un ‘parece que seas un marbellí de los que se van de putas’. Antonio reconoció esa estrategia pasivo agresiva y aún así siguió adelante. Alcanzó su mayoría de edad textil».

Antonio explica que «en el trabajo aún había poca gente porque es agosto, pero nadie me insultó y muchos ni se fijaron. Y los que se fijaron sonrieron, pero creo que sin malicia». De momento, la camisa rosa está en el cesto de la ropa sucia y su dueño no ha decidido aún si repetirá la experiencia. Su mujer sigue manteniendo un claro escepticismo: «que se la ponga otra vez si quiere, y que se compre un coche de esos con tapicería blanca. Si es lo que necesita, si no está contento con lo que tiene, pues que lo haga. Yo también haré lo mío. Yo también tengo mi vida y ya es hora de que piense más en mí y menos en los demás».

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