Los animales que Cerveró desplazó hasta el Caribe fueron sometidos a intensas sesiones de playa durante las cuales, lógicamente, la bióloga también debió permanecer «al pie del cañón». «Fue desalentador comprobar día tras día que ni a un sólo animal se le enrojecía la piel, ni siquiera un poco, mientras que al espécimen humano se le iban torneando los músculos gracias al Sol, potenciando así sus atributos sexuales y poniéndose cañón», explica la bióloga. «Hasta ahora nadie había demostrado algo así con solidez científica. De hecho, por culpa del camaleón -al que parecía que le había tocado el Sol porque se puso encima de una toalla roja- hubo que repetir el estudio de cero y pedir una prórroga de un mes».
Durante la investigación, que forma parte de una tesis doctoral, se ha podido corroborar también que el hombre es el único animal que «tolera» los mojitos con cierta solvencia y sin comerse la hierbabuena.
Dolores Parmalat, directora de PETA en España, ha expresado su malestar por el estado en el que han quedado los animales tras los experimentos. Muchos de ellos han tenido que ser atendidos por insolación en diversas clínicas veterinarias.