«Era el último refrán que se cumplía sistemáticamente» sostiene pesaroso Jesús María Minglanilla, estadístico jefe del INE. «Incluso en períodos de pertinaz sequía siempre había alguien al que fastidiaba la lluvia, bien porque había lavado el coche, bien porque había tenido goteras en casa. Este año, sin embargo, los tres mil trescientos encuestados han mostrado su conformidad con las precipitaciones». Aunque el nivel de confianza de la encuesta es del 97,5%, el funcionario admite la posibilidad de un sesgo en la muestra. «Puede que hayamos llamado precisamente a los ateos allí donde se han suspendido las procesiones o a los que no han podido salir de vacaciones y se alegran de la desdicha ajena. Tenemos que analizarlo”.
El día que amaneció más temprano.
El estudio de la precisión del refranero se inició en 1955, año en que Mariana Ahijado López, natural de Castellón de la Plana, se despertó unos segundos antes de las 4:53 de la mañana del 6 de febrero para asistir al extraordinariamente tempranero amanecer de aquel día, previsto para las 5:16. Aquel suceso echó por tierra el refrán «No por mucho madrugar amanece más temprano». Desde entonces, los dichos populares han ido desmintiéndose uno a uno hasta llegar al último bastión, derribado esta semana. Según Minglanilla, «los cambios sociales, la disipación de las costumbres, la incorporación de hábitos extranjerizantes y, últimamente, el cambio climático» han dado al traste con la cualidad predictiva de nuestro refranero. El estadístico se lamenta de que ciertos individuos de la submeseta norte anden pidiendo peras a los olmos «a sabiendas de que no sirve de nada», y sólo para derribar un refrán en apariencia irrefutable.
Mientras el refranero español sufre el descrédito internacional, el chino sigue ganando enteros en el concierto mundial, pues «8 de cada 10 proverbios se cumplen a rajatabla» según un comunicado del Instituto Chino de Estadística. Jesús María Minglanilla se muestra escéptico ante este dato: «no seré yo quien discuta que lo importante de un gato es que cace ratones, más allá del color de su pelo, pero tengo motivos para sospechar de los métodos estadísticos de mis colegas chinos».
