Apenas reacciona ante los estímulos.
El ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha tranquilizado a la población en una rueda de prensa: «la siesta del señor Lardín era una siesta de pijama, no una mera cabezadita delante de la tele. También venía precedida de un copioso ágape. Por lo tanto, estamos ante una siesta radical que ha tenido efectos radicales. No podemos decir que exista riesgo en el caso de una siesta responsable y común». La esposa del afectado, Lorena Lardín, ha reconocido que su marido es de carácter más bien contemplativo, aunque «él mismo se acaba cansando de la inactividad y reaccionaba tarde o temprano». Esta vez, sin embargo, no ha sido así. «A ver si con ese despertador enorme consiguen que abra los ojos de una vez y deje de roncar, que esto ya nos afecta a los demás», apunta Lorena. El peculiar artefacto, sin embargo, tardará en llegar de Alemania y no está claro si será la Seguridad Social la que se haga cargo de los gastos de transporte e instalación.