- La actualidad del mañana -
- La actualidad del mañana -

Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

«Quiero donar mi cuerpo a Antoni Tàpies»

LOS ALMUERZOS DE EMT

Este contenido es posible gracias a las personas que respaldan El Mundo Today con su suscripción. Ayúdanos a seguir siendo el mejor medio de información del país y suscríbete.

Rogelio Casado me ha citado en la cafetería del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. La presencia del extremeño no pasa desapercibida en este lugar de encuentro de universitarios, snobs y escritores ocasionales. Saluda a todo el mundo como si entrara en el bar de la esquina y da sonoros manotazos en la espalda que hacen que a más de uno se le caigan las gafas de pasta a la ensalada de cuscús con menta. «No conozco a ninguno, pero parecen artistas o intelectuales, así que son como mis hermanos» confiesa al sentarse mientras me da un apretón de manos demasiado efusivo. Dos jóvenes estudiantes de Filosofía (la Facultad está justo enfrente) se marchan asustados. Sin embargo, el aspecto y los modales de campesino de Rogelio esconden una sensibilidad fuera de lo común. A sus 54 años se siente traicionado por lo único que dice amar: «el arte, el arte y Antoni Tàpies».

Rogelio Casado y su lámina de Tàpies.

Fue aparejador hasta hace tres años, cuando su mujer le abandonó y, casi como una iluminación, decidió dedicarse al mundo del arte. «Estaba cenando un bocata y mirando un cuadro de Tàpies que tengo en el comedor, es una lámina del Fotoprix que compró mi mujer. Estaba allí solo y pensé que los artistas se desprenden de lo que tienen en sus entrañas para dárselo al mundo sin pedir nada a cambio, como hice yo con mi esposa. Así que ahora quiero donar mi cuerpo a un artista para que lo convierta en algo grande e imperecedero. Yo quiero a la Humanidad, soy un licántropo de la estética y quiero dar lo único que puedo ofrecer. O sea, yo mismo».

Se puso en contacto con el artista catalán Antoni Tàpies: «sólo le pedí que a la obra que hiciese conmigo no la llamara ‘Composición 3′ sino que le pusiera mi nombre, Rogelio». Pero el artista le respondió que, por ahora, no le interesa, así que empezó a buscar a otros. «Me sabe mal, porque Tàpies es el más grande de todos, pero qué se le va a hacer. Siento el arte palpitando en mi interior, como quien tiene la solitaria, pero nadie me ayuda a sacarlo» comenta con tristeza mientras devora la ensalada de mango.

A estas alturas, son muchos los artistas que han llegado a conocerle. En su mayor parte, se pasan la pelota unos a otros a modo de broma. A Rogelio no le importa con tal de encontrar un interesado. «Fui a ver a Miquel Barceló y le expliqué el asunto. Dijo ‘vale, deje su cuerpo por aquí y ya si eso…’. Yo entiendo que la inspiración tiene que venir y tal, pero hombre, un poco de entusiasmo. No quiero que hagan una obra de arte conmigo como si fuera a mí a quien le están haciendo un favor, ¿entiendes?» explica sin poder disimular cierto rencor. «¿Vas a terminarte las berenjenas?»

Siento el arte palpitando en mi interior, como una solitaria

Su mayor triunfo hasta la fecha ha sido convencer al artista Christo y a su mujer Jeanne-Claude. Estos artistas son famosos por cubrir grandes edificios y monumentos con telas gigantescas. Rogelio se puso en contacto con ellos en numerosas ocasiones para ofrecerse a ser envuelto, y le contestaron que preferían monumentos arquitectónicos o elementos de mayor envergadura. Rogelio insistió tanto que consiguió lo que buscaba. «Bueno, fue un poco decepcionante al final porque usaron papel de plata y me dijeron que tenía que quedarme muy muy quieto porque vendría gente a hacer fotos. Estuve un montón de rato y como no oía a nadie al final miré por una rendija y comprobé que allí no había nadie y que me habían dejado solo» comenta mientras apura su trifásico de Brandy. «Esperé dos horas más y me fui. Me sentí como un bocadillo muy grande, muy grande y muy artístico también, no te creas. Pero necesito ir más allá, no fue suficiente. He vivido toda mi vida de espaldas al arte, y ahora es el arte quien me da la espalda a mí. Lo de Tàpies me dolió especialmente».

Restaurante del CCCB

– Ensalada de Mango.
– Ensalada de coulis de ensalada.
– Virutas de queso con virutas de berenjena.
– Carpaccio de hoja de menta.
– Trifásico de Brandy.
– Café con hielo.

Total: 140€.

spot_img

Apúntate a nuestro boletín de titulares

Últimas publicaciones

spot_img
spot_imgspot_img