«Es una medida que deshumaniza la relación de los bancos con sus clientes, agravando aún más la crisis de confianza actual. Existen límites que no deberían cruzarse, por apurados que estemos» ha advertido el ministro de Economía Pedro Solbes. «El gobierno hará lo posible para que la venta del propio cuerpo siga siendo viable en situaciones extremas, como lo ha sido desde siempre», ha añadido.
Otros sectores de la economía están optando por la solución inversa. Los concesionarios de automóviles están convirtiéndose en auténticos reclamos sexuales: a través de los escaparates no es difícil ver a chicas y chicos ligeros de ropa, contorneándose, con los coches al fondo. Esto tampoco ha gustado al Gobierno, que considera que dicha práctica bordea el escándalo público. «España es un país de extremos, al menos en cuanto al sexo se refiere. Se explicita cuando no toca y, en cambio, se intenta erradicar donde más necesario resulta. Yo seguiré prestando dinero a los alumnos brillantes que lo necesiten por el procedimiento habitual», afirma el filósofo Fernando Savater.