Durante la presentación de los resultados del estudio en las oficinas de Gómez & Hauffsen ha tenido lugar una agria polémica entre miembros de la compañía y los asistentes a la conferencia (tanto periodistas especializados en distintas ramas de la cultura y la ciencia como compañeros consultores) que ha llegado a su punto más tenso cuando Alejandro Borrego-Sanz, director de la consultora rival Bastar & Höhm, ha hecho la incómoda pregunta que pone en duda el resultado de la investigación de Gómez & Hauffsen: «¿Nos intentan decir que ni siquiera simbólicamente podemos considerar a Gustavo un macho y a Peggy una hembra?» La respuesta de Alfreder H. Fontalarrabia, director de Gómez & Hauffsen, ha sido categórica: «se ha considerado esa posibilidad desde el principio, pero la presencia de Teleñecos con tintes de asexualidad, como Gonzo, sin que eso suponga perjuicio para su relación con el resto de los personajes, nos ha obligado a replantearnos desde cero la cuestión sin los prejuicios de género que vienen implícitos en la adjudicación tradicional de roles». Fontalarrabia ha subrayado que «al final, lo que hay que tener en cuenta es que el marionetista les mete una mano por el culo, y eso no tiene connotaciones de ningún tipo». La inexistencia de órganos sexuales de trapo es definitoria para el estudio: «sin genitales no hay cuestión que discutir. ¿O usted lo discutiría?»
Hay otro aspecto en el asunto que Fontalarrabia considera decisivo: los Teleñecos son personajes de ficción, «y el sexo es para la gente real. Esto es así». Gómez & Hauffsen tiene previsto prolongar sus resultados con un próximo estudio sobre sexo y pitufos, y que atiende al nombre provisional de «Sexo pitufo: la falda y el rol genérico de la pitufina».
