Ayer, viernes de Carnaval, el presidente del Partido Popular y líder de la oposición, Mariano Rajoy, fue víctima de una broma y se presentó en el Congreso disfrazado de pollo creyendo que el resto de diputados iría también caracterizado. Al final no sucedió tal cosa y el incidente no sólo se convirtió en la comidilla del día, sino también en el enésimo capítulo de las afrentas y deslealtades que está sufriendo Rajoy dentro de su propio partido.
El dirigente popular llegó decidido ayer a defender al PP de las acusaciones de corrupción que investiga Garzón (y que llegaron a salpicar a Camps el pasado jueves). Aunque no hizo referencia alguna a su vestimenta en su intervención, los murmullos y risas ahogadas no cesaron hasta que Bono finalmente tuvo que suspender la sesión diez minutos. Aunque a la vuelta la situación no mejoró, Rajoy declaró que había recibido una información errónea «debido probablemente a un virus informático» y que no creía que su aspecto mereciera un debate ni impidiera el ejercicio democrático.
Acusaciones cruzadas
Desde el PP no se ha tardado en señalar a las filas socialistas como responsables de la broma. «Esta persecución judicial y mediática que está sufriendo el PP no sólo es injusta, sino que empieza a ser grotesca y retorcida. Vamos a cerrar filas en torno a Rajoy y mostraremos a los ciudadanos la unidad del Partido Popular. Él es el gallo de este corral» declaró Aguirre a Onda Cero. Desde el PSOE, sin embargo, no dudan en hacer mofa de la situación de Rajoy, a quien acusan entre risas de trasladar a la Cámara los «pollos» internos de su partido.
Muchos populares reprochan a Mariano Rajoy que cause ansiedad dentro de sus filas con su legendario silencio y su excesiva prudencia a la hora de tratar los temas que afectan a su propio equipo. Esa actitud levanta suspicacias y consideran que algo así hubiera sido «impensable» con Aznar. Gallardón, que ha acudido esta mañana a la Cadena SER para responder preguntas sobre los funcionarios cesados esta semana, ha querido distanciarse del incidente del disfraz y no se ha pronunciado, aunque ha reiterado que su líder «sabe muy bien lo que se hace».